La legendaria cantante cubana Omara Portuondo, a sus 93 años, sufrió un inesperado percance durante su presentación en el festival Cruïlla Tardor 2024, en el Palau de la Música Catalana. La reconocida intérprete tuvo que abandonar el escenario en brazos, tras mostrarse desorientada en pleno concierto.
Omara, acompañada por la Orquesta Failde, participaba en un espectáculo titulado «Un viaje a la música de ayer», en el que se interpretarían clásicos cubanos como «Chan Chan», «Tiene sabor» y «El manicero». El evento, que marcaba lo que se había anunciado como su despedida de los escenarios en España, fue interrumpido apenas después de que comenzara su interpretación de «Lágrimas negras», un icónico tema de Miguel Matamoros.
De acuerdo con fuentes locales, la cantante entró al escenario en silla de ruedas y fue recibida con una ovación del público, pero luego de intentar cantar una pequeña parte de la canción, quedó en silencio, lo que generó desconcierto entre los asistentes. Ante la situación, dos miembros de la orquesta tuvieron que retirarla del escenario entre aplausos de apoyo por parte del público.
Ethiel Failde, director de la orquesta que la acompañaba, explicó a los presentes que fue la misma Omara quien había insistido en participar en el concierto, destacando su deseo de seguir cantando hasta el final de su vida. «Ella siempre ha dicho que quiere morir en el escenario», afirmó Failde en respuesta a las preguntas del público.
Sin embargo, algunos asistentes expresaron su descontento y presentaron quejas formales ante los organizadores, exigiendo el reembolso de las entradas, que llegaron a costar hasta 75 euros, según reportes de la prensa local.
Este incidente genera preocupación acerca de la salud de la artista, quien, a pesar de su avanzada edad, ha mantenido una carrera activa en los últimos años. Con más de nueve décadas de vida, Omara ha continuado ofreciendo conciertos y giras, incluso durante la pandemia, cuando expresó su necesidad de seguir conectada con el público y su deseo de seguir cantando mientras su voz y energía lo permitieran.