Hoy fueron inauguradas dos nuevas rutas de transporte público en la ciudad de Las Tunas, operadas por 20 triciclos eléctricos que priorizan la transportación de pasajeros hacia los hospitales. Con un precio de 10 CUP por recorrido, el servicio pretende ofrecer una opción económica y sostenible. Sin embargo, surge una pregunta inevitable: ¿cómo funcionarán estos vehículos en un país donde los apagones son frecuentes y la estabilidad del sistema eléctrico sigue siendo un reto diario?
Los triciclos, ensamblados en Cuba como parte de un programa nacional gestionado por la empresa Taxis Cuba del Grupo Empresarial Automotor, forman parte de un plan que espera extenderse a todas las provincias el próximo año. El proyecto cuenta con respaldo financiero del Fondo para el Desarrollo del Transporte en moneda nacional y con divisas generadas por el sector. Los vehículos operan bajo la modalidad de arrendamiento a choferes, quienes se enfrentan ahora al desafío de garantizar su operatividad en un contexto marcado por la incertidumbre energética.
Una apuesta sostenible en un sistema insostenible
Si bien la introducción de triciclos eléctricos parece un paso hacia la modernización y sostenibilidad del transporte público en Cuba, el panorama energético del país complica el panorama. Con apagones diarios que afectan tanto a zonas urbanas como rurales, no queda claro cómo se garantizará la recarga de estos vehículos, cuya funcionalidad depende directamente de la disponibilidad de electricidad.
La apuesta por la electromovilidad en Cuba enfrenta una contradicción evidente: un sistema eléctrico sobrecargado y deficitario que apenas logra cubrir las necesidades básicas de la población. Sin un plan específico para garantizar la energía necesaria, esta iniciativa podría terminar siendo más un experimento simbólico que una solución práctica.
¿Estrategia o improvisación?
La incorporación de estos triciclos eléctricos plantea una reflexión más amplia sobre las prioridades y la planificación del sistema de transporte en Cuba. Si bien es loable la intención de apostar por alternativas más limpias y accesibles, la realidad del país exige respuestas claras sobre cómo estos proyectos se integrarán de manera efectiva en un contexto marcado por la crisis energética.
Por ahora, los usuarios y choferes de Las Tunas tendrán que adaptarse a las condiciones que impone el día a día, mientras las autoridades deberán responder a una cuestión básica pero crítica: ¿dónde y cómo se recargarán estos vehículos en medio de los cortes eléctricos que afectan a toda la nación?